Thursday, December 14, 2006

Maquillaje

Me inquieta Gabriel, está pasando por momentos difíciles que lo confunden. Todo los días, antes que amanezca, comienzo a preocuparme de las actividades diarias. Hoy, el rimmel visita mis ojos con cuidado y devoción. Pienso en él, sé que es un buen chico que podrá salir adelante y dejar en el pasado estos tiempos grises.

Al aplicar la crema facial, siento que acariciara mi rostro con mucho cuidado. Está fría y húmeda. Trata fervientemente de revivir mi juventud de antaño con el mismo fervor del penitente, que de rodillas, paga el favor concedido a la Virgen de lo Vázquez.

Martín está bien en el colegio, aunque últimamente ha tenido algunas anotaciones negativas por disciplina. El problema es que no lo entienden. Es muy rápido para aprender, los trabajos y tareas del colegio los realiza en unos pocos minutos. Son los otros niños los que lo molestan.

Tratando tiernamente de ocultar las amarguras de mi vida, el corrector de ojeras recorre elegantemente mi piel. Una vez más, con esa amabilidad que lo caracteriza, se lleva mis penas a las profundidades de mi alma.

Andrés es un buen tipo, pero desde hace bastante tiempo las cosas no nos funcionan. Hay días que simplemente me quiero ir lejos. No soporto su indiferencia, su frialdad y su falta de palabras amables. Ya no me dice que me quiere. Lamentablemente, si nos hubiésemos divorciado, no habría podido soportar los maliciosos comentarios y mentiras sobre mi persona.

Un poco de base de maquillaje para tratar de ocultar la palidez de mi rostro. Hoy, estoy más blancucha que nunca. Así que a la base se le une el rubor para esconder la apariencia anémica que llevo a cuestas.

No se qué va a pasar con el Choche. El alcohol y las malas juntas no lo dejan. Hemos tratado de ayudarlo. América me llamó ayer para ver, una vez más, otro tratamiento. Ya no sé si algo resulte. Espero que él pronto se de cuenta que está enfermo y si sigue así, perderá a toda su familia. Realmente, no se que va a pasar con él, hasta ahora ha contado con mi ayuda cuando me lo ha pedido.

Un delineador de ojos y otro de labios me regalan pequeños y delgados caminos oscuros. Buscan engañar a los ingenuos. Se unen a esta treta el lápiz labial y la sombra de ojos. Ponen colores en mi boca y ojos para dar mayor vida a mi rostro, como tratando de resucitarlo, a la manera que Cristo resucitó al desdichado Lázaro.

Bueno, después de 15 minutos estoy lista para salir. Andres, antes si, siempre se preocupa de cerrar las ventas y las puertas, apagar las luces, cortar el gas, revisar que se lleven las llaves de la casa, que la mantequilla quede en el refrigerador y de todas esas actividades que se hacen antes de salir de casa. Ahora, ya muy cómoda en mi cajón, podemos ir tranquilos, como una buena familia, a mi sepelio.

Fin

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